Investigación en psicoterapia
Es común que muchos psicólogos clínicos refieran adherirse a una orientación psicológica determinada, ya que un buen enfoque teórico presenta grandes ventajas a la hora de intervenir en terapia. Cada enfoque, entrega al terapeuta una forma de ver y entender los procesos psicológicos y así también una plataforma desde la cual intervenir y abordar las problemáticas que traen sus pacientes a la consulta.
Esta adherencia manifestada y ejercida por un terapeuta en particular, está dada por su afinidad, comodidad y en última instancia por sus gustos personales, sin embargo, también existen los que no se sienten cómodos en una corriente teórica, manteniendo una postura ecléctica.
Este hecho da cuenta de la variedad de miradas que existen en psicoterapia, y a la luz del estado del arte, sostener que un enfoque es superior a otro resulta indefendible, o con poco sustento empírico.
Frente a la pregunta que buscaba identificar cual enfoque o modelo psicológico presenta mayores ventajas y mejores resultados, los estudios fueron dando cuenta de que no existía uno por sobre otro.
El veredicto del pájaro Dodo, saludando al célebre cuento de “Alicia en el País de la Maravillas”, después de organizar una absurda carrera circular decide que todos han ganado y por tanto, todos deben recibir un premio, parafrasea fielmente lo que la evidencia empírica muestra entre la comparación de los distintos modelos teóricos.
En vista de estos resultados, el ojo del observador científico volcó su mirada hacia aquello que explicara qué es lo que realmente genera el cambio en psicoterapia.
Resultó que Carl Roger, fundador del enfoque humanista experiencial ya lo venía diciendo muchos años atrás: La respuesta estaba en la relación del terapeuta y su paciente.
La evidencia científica dio como resultante que el mayor y significativo porcentaje del cambio en el paciente, está explicado por lo que decidieron llamar “alianza de trabajo”, que se refiere a la capacidad y motivación de este para trabajar en la resolución de su problema, fomentada por el terapeuta y la interacción entre ambos.
Esta definición fue ampliada y surgieron tres elementos que la componen: 1) acuerdo respecto a las metas, 2) acuerdo respecto a los métodos o técnicas utilizadas, y 3) desarrollo de un vínculo emocional entre terapeuta y paciente.
Hoy se concibe a la “alianza de trabajo” como el mejor predictor de cambio terapéutico. Y como este elemento se ha considerado en todos los tipos de terapia propuestos y utilizados por distintos psicólogos, todos han ganado y por tanto, todos deben recibir un premio.